miércoles, octubre 12, 2005

Civilizados o Militarizados

Según el testimonio de los principales voceros del régimen, Venezuela está frente a la posibilidad de la militarización de su sociedad, asunto serio que requiere ser desmenuzado para tener clara la perspectiva de cuales son las implicaciones de la “militarización” y cuales las alternativas a la misma.

En toda disyuntiva lo primero es saber que es lo que se discute, y basta que miremos el significado de las palabras del encabezado, civilizar es “Sacar del estado salvaje a pueblos o personas” o también “educar, ilustrar” Definiciones estas muy distantes de militarizar, “reducir al militarismo a un pueblo o nación” y este reducir que inicia la definición es bastante significativo porque si de un simple cambio en la forma de organizar a una sociedad se tratara no sería necesario hablar de reducir, bastaría con decir “cambiar” o inclusive “llevar al militarismo a un pueblo o sociedad”, pero no es así, militarizar es reducir, cosa que jamás engrandece.

La conducta civil es sinónimo de cortesía, sociabilidad, urbanidad, de educación y de respeto, pero también de valentía y coraje. El civismo es el celo por la patria, la virtud cívica. La conducta militar es sinónimo de obediencia, y sus frecuentes degeneraciones han creado palabras tales como militarote o soldadesca que no encuentran símil den las derivaciones del ser civil, lo cual no es casual.

Tenemos un compromiso que nos aborda, que quizá no hemos buscado pero al cual no podemos rehuir, el construir una Venezuela cívica y por tanto civil, en la cual el sector militar sea respetado y respetable, en contraposición a una sociedad militarizada en la cual el sector militar sea quizá temido pero muy seguramente despreciado. Una Venezuela que sea de todos y para todos, no de un grupo de alabarderos militaristas.
El futuro de nuestro país se encuentra en una encrucijada. Podemos avanzar hacia la civilización o hacia la militarización. De la capacidad de organización y lucha de los venezolanos civilizados dependerá que podamos imponernos sobre los militarizados. No es la primera vez que nuestra sociedad enfrenta este drama pero probablemente sí sea la única en la cual la generación más preparada con la cual ha contado el país tenga la oportunidad de mostrar su valía, su coherencia. Hoy más que nunca deben primar la razón y el celo por nuestros valores para enrumbar a nuestra sociedad por la senda del progreso. En el medio del camino de nuestras vidas hemos perdido la buena senda…No nos extraviemos.

lunes, octubre 10, 2005

La Comisión de Mr. Carter ( I )

Recientemente ha sido publicado un extenso informe fruto del consenso de expertos técnicos y políticos de los partidos Demócrata y Republicano de los Estados Unidos. El nombre formal de dicho acuerdo es “Construyendo confianza en las elecciones de los EEUU – Reporte de la Comisión para la Reforma de las Elecciones Federales” y los copresidentes de esta comisión fueron el Ex - Presidente Jimmy Carter (Demócrata) y quien fuera el Secretario de Estado de George H. W. Bush y Secretario del Tesoro de Ronald Reagan, Mr. James Baker III (Republicano).

Cabe preguntarnos en qué nos puede interesar a los venezolanos, con nuestro vistoso y vicioso CNE, ocuparnos de lo que en Norteamérica se plantean en torno a la confianza en las elecciones, cuando acá tenemos tantos y tan variados problemas que atentan contra esencia misma de la democracia, el respeto al voto y a los votantes. Pues en mucho. El informe de esta comisión tiene como origen, según las palabras de sus dos copresidentes el que “ los norteamericanos están perdiendo su confianza en la rectitud de sus elecciones, y que si bien no enfrentan hoy día una crisis sistema electoral, es necesario que atiendan los problemas del sistema electoral”, palabras sumamente preocupantes viniendo de quienes vienen, especialmente en el caso de Jimmy Carter quien encabezó una misión de observación en el referéndum revocatorio de mandato presidencial en agosto de 2005 en Venezuela.

El reporte establece que son cinco los aspectos fundamentales a ser desarrollados para fortalecer la confianza en el sistema electoral de su país, a saber,
Un sistema de registro electoral que sea sencillo para el votante en su inscripción y aún más en su renovación, y que produzca listados válidos, completos y precisos de quienes tienen derecho a sufragar.
Segundo, un sistema de identificación de los electores, vinculado al registro electoral, que mejore la integridad del sufragio sin introducir barreras adicionales para el ejercicio del voto, inclusive para emisión y conteo de los sufragios.
Tercero, medidas que promuevan y logren la mayor participación electoral, permitiendo a todos los electores que tengan iguales oportunidades de sufragar y de que sus votos se cuenten.
Cuarto, máquinas de votación que tabulen las decisiones de los electores de forma precisa y transparente, que minimicen el sub o sobre conteo de votos y que permitan la verificación y conteo manual de los mismos y, por último,
Un poder electoral justo, imparcial y eficiente.

Son cinco aspectos de apariencia sumamente simple y aplicación casi universal, que analizaremos en detalle, teniendo siempre en mente su validez y pertinencia en nuestra Venezuela.

NOTA: En los Enlaces Recomendados que están en la columna derecha puede ir al reporte completo en inglés o a la traducción del Capítulo 3 del reporte (máquinas de votación).

sábado, octubre 08, 2005

De súbditos y ciudadanos

Muchas veces pensamos que hablar de personas es sinónimo de referirnos a ciudadanos. Nada más lejos de la verdad. Persona es todo humano por su mera existencia, la ciudadanía es una cualidad política, de ahí que por ejemplo en las monarquías y otro tipo de satrapías no se tengan ciudadanos sino súbditos – o camaradas si es el caso. Un pensamiento ligero e irresponsable puede hacernos pensar que es una diferencia solamente nominal, súbditos serían entonces quienes viven en una monarquía, como los españoles, ingleses, etc. y ciudadanos quienes viven en países con gobiernos democráticos. Pues no. En algún diccionario encontramos que ciudadanos son “quienes gozan de los derechos propios aquellos que viven en ciertas ciudades”, mientras que súbdito es “aquel que está sometido al superior y obligado a obedecerle” Ahora empezamos a entender por qué tantas personas arriesgaban vida y fortuna por hacerse ciudadanos romanos, aunque a la cabeza del estado estuviese un emperador. Y es que no es nada sutil la diferencia cuando se ve en estos duros términos: un ciudadano tiene derechos, algunos de ellos irrenunciables, mientras el súbdito no tiene nada sino el favor de su amo. Y aquí llegamos al llegadero, a la Venezuela de hoy. Tenemos grabado en nuestra conciencia colectiva que este es un país ubicado en la parte más septentrional de la América del Sur, con 916.050 Km2 de superficie y habitado por tantos millones de ciudadanos – que no de súbditos. Un país en el cual preferimos el escándalo político a la mordaza que silencia. Donde un Arévalo González prefirió nueve años en La Rotunda con grillos de setenta y cinco libras en los pies que retirar una candidatura simbólica a la presidencia que ocupaba J.V. Gómez. Una Venezuela conformada por ciudadanos porque nos hemos dado tras muchas luchas, la posibilidad cierta de tener derechos, donde aunque se sea pobre hasta la miseria, se tiene un anhelo de igualdad. Donde el término de súbditos ha sido borrado por siempre jamás. Donde las actitudes de los hombres de prensa son las de Arévalo González o Alberto Ravell frente a Gómez y no las de Eleazar Díaz Rangel frente cuatro espalderos del regimen. Y donde todavía se habla en Trujillo de Juan Bautista y Pedro Araujo cuando se mientan hombres de tabaco en la vejiga. Porque la ciudadanía exige valía.

Publicado en Caracas en el vespertino Tal Cual el 4 de octubre de 2005

Ernesto "Ché" Guevara - In Memoriam

Este mundo massmediático tan criticado por la intelectualidad de izquierda tiene como icono una de las más contradictorias figuras de las tantas que han desfilado por esos monstruosos engaños llamados “Revolución” Nos referimos a quien casi desde el instante de su muerte pasó al panteísmo mágico, no en ibero América sino en todas las latitudes, una marca, un fenómeno de branding que ya quisieran para sí Nokia o la Coca-Cola.
Sobre su vida la propaganda totalitaria ha construido las más pintorescas historias, las más altruistas referencias. Pero los testimonios, los tercos hechos, muestran otra cosa, por ejemplo su comando de La Cabaña, registra el fusilamiento de más de un millar de prisioneros en sumarísimos juicios nunca apelables en su revolucionaria certeza. Ahí se vio quien era el “Ché” Recordemos su paso por el Ministerio de Industria cubano, o por el Banco Central, sembrando ruina material y prometiendo que para 1980 la producción por habitante en Cuba sería superior a la de los Estados Unidos, palabras vanas de un payaso.
Este hombre escribió cosas como la siguiente: “No soy Cristo ni un filántropo, soy todo lo contrario de un Cristo. Lucho por las cosas en las que creo con todas las armas de que dispongo y trato de dejar muerto al otro para que no me claven en ninguna cruz o en ninguna otra cosa” Sólo un megalómano aclara ¡que no es Cristo!, en eso se parece tanto al orate que de vez en cuando recuerda a los venezolanos que el no es Bolívar.
Su abyecto deseo de matar se hace patente en carta enviada a su primera esposa: “Aquí en la selva cubana, vivo y sediento de sangre, escribo estas ardientes líneas…” Sediento de sangre, que inmensa diferencia a estar sediento de justicia.
Mostró una visión del socialismo que no era de paz y solidaridad, para su mente el logro de un régimen socialista implicaba que “habrán de correr ríos de sangre y debe continuarse la ruta de la liberación aunque sea a costa de millones de víctimas atómicas". O aquella cita lamentable de “Crear dos, tres... muchos Viet Nam... es la consigna” Guevara pretendió sembrar el odio “como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así…” está aún vivo. Estás muerto en cuerpo “Ché” Guevara, pero nos has dejado la obligación de todavía liquidar y enterrar tus lamentables enseñanzas. En eso estamos y para allá vamos.