Ellos no marcharon
Hace tiempo que había decidido no ocuparme de los ausentes, de los que no estaban. Hoy, mientras caminaba por el corredor al cual fuimos confinados quienes nos congregamos en Plaza Venezuela, fui asaltado por algunas ausencias. No es el caso de tomar la frase gastada de "hace falta el que viene no el que se fue" no, eran muchas las caras que hubiese querido ver en esta concentración, y no estaban, al menos no para mi vista. Era tan variada la ausencia, tanto como los asistentes. No vi a Carmen Aliria, octogenaria, parada en la acera dándole animo a los marchistas. No vi a Gustavo Parilli, abogado de tantos presos y perseguidos, con su "epale campeón" ni tampoco a Carlos Bastidas, el de los innumerables viajes a Maracay para asistir a los comisarios. Venezolanos de primera cuya ausencia me sacudía al no verlos hoy en su puesto de lucha, como estuvieron en tantas otras oportunidades. Junto a ellos hay otra legión de ausentes a quienes no conocí, pero que seguramente hoy fueron recordados por tantos otros marchistas a lo largo y ancho del país, y es que cada quien debe recordar y honrar a sus muertos. Yo recuerdo a estos, los que Polibio describió como los rostros que nunca mas veríamos. A estos venezolanos que hoy estaban con nosotros pero que no podíamos ver, a ellos y nuestros hijos debemos nuestros esfuerzos, porque son sur y norte de nuestro camino. Son los únicos ausentes de quienes debemos ocuparnos.
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